domingo, 7 de febrero de 2016

Me cuesta tanto olvidarte...

Sí, ya lo sé. Hace no mucho, anunciaba en este mismo blog mi retirada de las carreras y daba una serie de argumentados motivos que sigo suscribiendo punto por punto. Dicho lo cual, que nadie se olvide de que acababa mi entrada diciendo:

  • Todo sea que, con la crisis de los cincuenta, me entre la melancolía, me venga a la cabeza el "Me cuesta tanto olvidarte" de Mecano y me vuelva a apuntar a una carrera. Yo creo que no..., pero ¿y if yes?

Bueno, pues eso es exactamente lo que ha sucedido: con la crisis de los cincuenta en la que estoy inmerso, me ha entrado la melancolía y, cada vez que me llega información de una carrera, resuena en mi cabeza esa extraordinaria e inmarcesible canción de Mecano que me acompañó en mi adolescencia y juventud; y la voz de Ana Torroja es como la de una sirena que me dice "Vuelve, vuelve...": vuelve a experimentar la adrenalina corriendo por tus venas cuando se da el pistoletazo de salida, el agotamiento, la extenuación, la tarde después de la carrera, tirado en el sofá porque te duelen hasta las orejas... Sí, los bikers estamos un poco locos, pero esto es lo que hay. Y la emoción de los preparativos: la tarde anterior acabando de poner a punto la máquina, las barritas, los geles (que por una pájara no sea...), y las vueltas en la cama intentando conciliar un sueño que no llega, pensando en la ruta, los avituallamientos, mis amigos bikers de MNBC que también van a ir... Son emociones que solo puede entender quien las ha vivido.

Además de todo lo anterior, hay que añadir que las nuevas sensaciones que estoy viviendo con mi renovada cabalgadura están pidiendo a gritos una carrera en la que poder poner a prueba a mi compañera de fatigas biker. Y por si esto fuera poco, la carrera a la que voy a ir (La ruta del Jarama) sale de San Sebastián de los Reyes y está, por tanto, a tiro de metro. Y lo más importante de todo: vamos un buen puñado de bikers MNBC que disfrutaremos después durante años recordando los incidentes de la carrera: y la realidad devendrá leyenda (¡jajajaja!). 

¿Qué más se puede pedir...? Pues nada. ¡Ya m'apuntao! ;-)


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