Una cosa me ha quedado clara, después de varios años sacando una entrada semanal en este blog: los blogs tienen vida propia. Me explico. Los blogeros nos limitamos a escribir una entrada, más o menos currada, más o menos incisiva, más o menos original, más o menos divertida..., pero no controlamos qué teclas de la imaginación de nuestros lectores va a tocar, ni qué resortes va a hacer entrar en funcionamiento. Los textos son mágicos, porque su autor nunca sabe ni sabrá qué influencia van a tener en sus potenciales destinatarios, a los que ni siquiera conoce.
Para muestra, un botón. La entrada de la semana pasada trataba sobre mi decisión de dejar las carreras, pero nunca pensé que lo que mayor interés despertaría entre los seguidores del blog de MNBC fuera una frase dicha como de pasada en el último párrafo: "Todo sea que, con la crisis de los cincuenta, me entre la melancolía...". Ha sido sorprendente el aluvión de correos electrónicos que ha llegado a nuestra redacción esta semana: de bikers y (sobre todo) de mujeres de bikers. Ya se ve que lo de la crisis de los cincuenta preocupa.
Dado que la mayoría de los habituales de MNBC estamos en el entorno del medio siglo, este es un tema de conversación recurrente en nuestras rutas. Y hemos llegado a la conclusión de que, como decían los de Supertramp, "Crisis? What crisis?". Crisis será la de aquellos que se resisten a admitir que a los cincuenta no se puede pedalear (ni hacer muchas otras cosas) como a los veinte, y que a los setenta no podremos pedalear (ni hacer muchas otras cosas) como ahora. ¿Y qué? Pedalearemos todo lo que podamos (esperamos que durante muchos años todavía) y después nos tomaremos unas birras en La Muñoza, el restaurante de Cercedilla que está, significativamente, junto al Centro de Mayores municipal, donde, si se tercia, nos echaremos una partida de dominó con las fuerzas que todavía estén vivas de la senectud local.
¡Y que nos quiten lo pedaleao!
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