domingo, 27 de mayo de 2012

Accidentada jornada de iniciación biker

Algunos de los participantes en la I Jornada internacional de iniciación biker posando para los medios
Si parafraseamos la sabiduría popular, podemos decir que "la bici con sangre entra" (y siempre que la sangre no llegue al río, ¡no pasa na!). Un poco de eso hubo en la I Jornada internacional de iniciación biker organizada por MNBC. Por la ley de Murphy, todo lo que podía haberse torcido se torció; y seguro que si hubiéramos tomado tostadas con mermelada, se nos habrían caído al suelo por el lado de la mermelada, y si nos hubiéramos planteado montar un circo, nos habrían crecido los enanos... 

¡Mas no importa! Hemos aprendido varias lecciones de las que voy a dejar constancia por escrito:


-Primera lección. En la bicicleta, como en la vida, todo tiene un límite. Y así, no importa solo que -como apunté en una entrada anterior- la bicicleta que uno lleva se mueva al hacer presión con los pies en los pedales... Es importante también que esta circunstancia se mantenga constante a lo largo del recorrido. La bici que llevaba el que suscribe (con miles del kilómetros en sus ruedas, acumulados durante más de veinte años) dijo que hasta aquí hemos llegado. La avería, que ya había amenazado en otras ocasiones es de las que ya no hay mecánico que la repare y, además, ya no se fabrican las piezas dañadas. Llegados a este punto no queda sino bajar la cabeza, llamar a alguien para que te venga a buscar y... ¡Ajo y agua!

-Segunda lección. Aparte del preceptivo casco, hay que llevar unos buenos guantes. Los guantes hacen más cómodo el manejo del manillar, pero, SOBRE TODO, protegen las manos en caso de caída. Instintivamente, uno tiende a parar el golpe contra el suelo con la mano; si esta va enfundada en guante, no suele pasar nada, pero si no... ¡Que se lo pregunten al pobre Paco! 

Si uno no hace el cafre, y si no tiene muy mala suerte, las caídas no tienen por qué ser frecuentes y las que se produzcan no tienen por qué tener consecuencias serias; aunque, eso sí: siempre casco y guantes... Bueno, y también hay que saber caerse, hay que "caerse bien"; para eso puedo recomendar un libro que me regalaron hace dos años con un poco de "retintín": 22 Maneras de caerse bien.

-Tercera y última (otro día más) lección. La forma física que dan deportes como el pádel no garantizan el fondo necesario para afrontar con garantías de éxito (haciendo demarrajes, comiéndose los puertos y puntuando en todos los sprints especiales) una ruta en bici. Entre los participantes en la I Jornada internacional de iniciación biker se encontraba un consumado jugador de pádel (responde a las iniciales de D.B.), que acabó (todo hay que decirlo) con gran dignidad, aunque no consiguió engancharse al grupeto de cabeza. Sirva esto para seguir difundiendo un deporte sano, divertido y que proporciona una forma física envidiable si se practica regularmente.

En conclusión: accidentada, pero muy formativa jornada de iniciación biker. Ya estamos pensando en la segunda. No obstante, y dada la insistencia de muchos de los que nos seguís, antes organizaremos la I Jornada de puertas abiertas de MNBC, que consistirá, básicamente, en una ruta senderista por el incomparable monte de El Pardo. 

martes, 22 de mayo de 2012

El próximo desafío ya tiene nombre: RIAZA



Para ir abriendo boca, queremos informar de que nuestros amigos de BIKETOWN y varios bikers de MNBC ya nos hemos apuntado al próximo desafío: la RIAZA B-PRO BIKE MARATÓN. Una ruta organizada de corta tradición (esta es la segunda edición), pero que dejó muy satisfechos a los que corrieron el año pasado. Seguiremos informando. De momento, ahí os dejo el link para que accedáis a la completísima información que han colgado los organizadores de la prueba:


Nos quedan dos semanas para entrenar y hacer nuestras salidas en "clave RIAZA". ¡Contamos contigo!

sábado, 19 de mayo de 2012

I Jornada internacional de iniciación biker
























A fin de responder a las numerosas solicitudes para que desde MNBC organizáramos salidas que cubrieran el segmento intermedio entre las de puro MTB por el monte de El Pardo y las ya tradicionales salidas familiares de Bike & Puppets, el próximo sábado 26 de mayo a las 17:30 h se celebrará la "I Jornada internacional de iniciación biker".

Es "primera jornada" porque todavía no habíamos organizado ninguna.

Es "internacional" porque está abierta a gentes venidas de cualquier punto del territorio nacional y de allende nuestras fronteras. 

Es de "iniciación" porque:
  1. No se requiere una especial forma física.
  2. Solo se requiere una bici en condiciones: preferiblemente una que se mueva al hacer presión con los pies en los pedales; las bicicletas que no cumplen ni este mínimo requisito dificultan enormemente la práctica de este deporte.
  3. Está dirigida a todos aquellos que, en su día, y movidos por un cierto "ardor guerrero" (de ese que le entra a uno cuando se aproxima el verano: tengo que adelgazar, tengo que ponerme en forma...) se compraron una bici que, después de la cuarta salida, fue aparcada en el trastero donde aún sigue criando polvo y alguna que otra telaraña.
  4. Iremos a un ritmo tranquilo y se esperará a todo el mundo.
  5. Esperamos meterle el gusanillo a alguno para que dé el salto a las salidas MTB por el monte de El Pardo, que son las que verdaderamente molan.
  6. Esperamos también que a las jóvenes generaciones (a partir de 12 años puede venir cualquiera) se les meta el gusanillo y se aficionen a este deporte que les divertirá, les acabará poniendo como toros y les ayudará a llenar el tiempo libre con una actividad sana.
Como siempre, para más información: mnbikersclub@gmail.com

miércoles, 16 de mayo de 2012

Tocando el cielo biker


A los que creemos en el más allá, nos gusta pensar que el cielo debe de ser una especie de concentrado de todas las cosas que nos hacen felices en el más acá, sin los inconvenientes. Y, claro, a los que nos apasiona el MTB seguro que nos esperan unas rutas de ensueño, unas bicis increíbles; y, por supuesto, todo eso sin pinchazos, pájaras, calambres, frío, calor, sed, caídas...: ¡disfrute puro y duro!

Esta tarde creo que me he aproximado a lo que puede ser el cielo biker. Han concurrido una serie de circunstancias que han hecho que mi salida de esta tarde haya sido algo muy especial. La primera y más importante circunstancia es que mis amigos de Biketown me dejaron un pepino de bici: una Niner Air 9 Carbon. Para más señas, las Niner son, como su propio nombre quiere indicar, bicicletas que solo llevan ruedas de 29 pulgadas, frente a las más extendidas que son las de 26. La bici que me dejaron es rígida (suspensión solo en la horquilla), con cuadro de carbono y dos platos. La segunda circunstancia que concurrió fue una tarde estupenda: un calorcito bastante soportable que se convertió en un fresquito muy agradable en cuanto me metí por las zonas de bosque del monte de El Pardo. Tercera circunstancia: ¡el campo está que se sale! Con las lluvias caídas y los calores, el campo ha estallado y es una auténtica maravilla. Cuarta circunstancia: he hecho uno de mis recorridos favoritos de "sube-baja" por el monte de El Pardo; lo llamo "recorrido marathon" porque son exactamente 42 kilómetros. Con todas estas circunstancias metidas en la coctelera, resultó una salida de las que hacen afición. Me voy a centrar en el pepino de bici que, ciertamente, era para mí -acostumbrado a bicis más modestas- la circunstancia más novedosa.

La bici que he llevado se corresponde muy bien con mi perfil de biker. Soy más subidor que bajador y más rodador que trialero; por ello, siempre he preferido las bicicletas rígidas. He podido comprobar que el cuadro de carbono (aparte de hacer una bici mucho más ligera) absorbe mejor los golpes que el de aluminio. Y las ruedas de 29 hacen que la bici vuele; en cuanto consigues darle inercia, la bici rueda con mucha más alegría. Además, la rueda te permite pasar por raíces y baches con más poderío que con las de 26; y por los bancos de arena con más estabilidad. Respecto a los dos platos (mi bici tiene tres), tengo que decir que son más exigentes, pero te fuerza a sacarle más partido a la bicicleta. 

Todas las circunstancias contribuyeron a que llegara a casa exultante. Quise compartir la emoción con mi mujer, pero en cuanto le dije lo que costaba la bici, me contestó con la lacónica ironía que utiliza (no lo puede remediar, es vasca) para zanjar los asuntos que cree tener claros: "Cariño, si bebes, no conduzcas". Seguiremos echando bonolotos.

jueves, 10 de mayo de 2012

La foto de la semana
























Nos ha llegado hoy esta foto enviada por Héctor, destacado biker de MNBC que el pasado domingo lo dio todo en la Ruta de los vinos, una prueba que, a la sazón, era su "bautismo biker". Para sorpresa de propios y extraños, en esta primera salida organizada en la que participa ha superado las previsiones más optimistas y se ha impuesto al sprint en la categoría Vino rosado. Al menos, eso dice. La foto nos ha llegado con una nota en la que nos explica Héctor que la foto adjunta es una "foto-finish". Parece ser que, en un principio, los jueces no se ponían de acuerdo sobre quién se había alzado con la victoria; cuando ya parecía que el corredor del maillot amarillo iba a entrar en solitario, Héctor lanzó un ataque desde atrás que sorprendió al que ya se consideraba campeón de la prueba. En la foto se puede ver cómo Héctor aprieta los dientes, adelanta la cabeza y arrebata a su contrincante, en los últimos centímetros -milímetros, quizás-, el codiciado honor de haber vencido en el Vino rosado. Desde luego, la foto (si es "finish") no deja lugar a dudas. ¡Enhorabuena, campeón!

lunes, 7 de mayo de 2012

Ebrios de MTB

Gran ambiente ayer domingo en San Martín de Valdeiglesias. Allí estuvimos bien representados los bikers de MNBC y nuestros amigos de BIKETOWN. Mil setecientos bikers, un entorno incomparable, no llovió, muy poco barro... ¿Qué más se puede pedir? Lo pasamos muy bien y algunos hasta tuvieron tiempo de tomarse unas cervezas en una terracita antes de volver a Madrid. Ya estamos pensando en Riaza.

Lo que sigue es un relato de mi personal experiencia de la carrera.

Vino tinto. Sí. Más vale que zozobre que no que no "zofalte" (ese es mi lema); siempre habrá tiempo de dejarlo al pasar por meta a los treinta y siete kilómetros, si no me veo con fuerzas o falla la bici. La espera, con Julio, mi compañero de salidas MTB, que no deja de hablar de la Titan Desert. Conociendo a Julio, la acabará haciendo; 2014 a más tardar. "Tío, yo vivo al día; de momento Valdeiglesias Desert, luego Riaza Desert y después ya veremos; eso de la Titan no sé yo". Seguimos hablando de su Titan, formas de conseguir financiación, que si las jaimas que montan en el desierto son estupendas... ¡¡Salimos!! En medio de la muchedumbre de bikers, enseguida pierdo a Julio. Mi personal desert ha comenzado.
Como siempre, los primeros kilómetros son de rodar en pelotón, muy atentos a no engancharse con alguno que se cruce. Las primeras rampas empiezan a despejar el terreno. A los diez kilómetros empiezo con las paranoias habituales: me siento un poco raro, mira que si me da una pájara, mira que me tenía que haber tomado una barrita antes de salir, pero no me entraba, pero si desayuné fuerte, pero ¿dónde está ya el desayuno?, han pasado tres horas, ¿y dónde está la pasta que cenaste anoche?, para y tómate una barrita, déjate de chorradas, el avituallamiento está a cinco kilómetros. Llegó al avituallamiento, bebida, galletas, plátano, más plátano (pienso en los calambre: profético pensamiento, ¡ay!), voy a acabar odiando el plátano y encima las barritas tienen sabor a plátano. Antes de llegar al avituallamiento, un puertito de vistas espectaculares (Valle verde, San Martín al fondo), pero un tanto agotador. No es el mejor momento para pensar en Riaza; si me ponen la inscripción delante, en ese momento, creo que no firmo. En mi fuero interno, mido la dureza de las pruebas por las veces que pienso en (no ir a) la siguiente.
Kilómetro 25. ¡Gran catástrofe! No sé qué pasa con el desviador, pero no consigo meter el plato pequeño; el mando del cambio tiene una holgura rara; el plato grande entra a duras penas, pero el pequeño ¡ni pa'trás! Paro, no veo nada (la mecánica no es lo mío, ¡qué le vamos a hacer!), y no parece que aquí, en medio del monte vaya a aparecer el servicio técnico de Shimano con ese mecánico amigo que te saca de apuros. Vuelta a los pensamientos paranoides: que menuda faena, que esta avería nunca la había tenido, que manda narices, que cómo ha podido pasar, que no le he dado ningún golpe a la bici, que iba perfectamente, y ahora qué voy a hacer, bueno igual al paso por meta (solo quedan doce kilómetros y parece que esto va de bajada) me pueden echar una mano, que sí, que había un garito de Shimano, y si no tiene arreglo, ¿qué hago?, ¿sigo?, pues sigo y que sea lo que Dios quiera, lo peor será que haya mucho pie a tierra, ¡qué faena!, y la semana que viene a llevar la bici al taller, el lunes no puedo, martes complicado, hay que ver, con lo bien que iba... ¡Ahí está la meta! "¿Un mecánico, por favor?", "Sí, junto al castillo tienes el puesto de Shimano" (¡lo sabía!), "Sal por aquella valla". Y ahí estaba el mecánico amigo. Me pongo en lo peor: que me diga que qué avería más chunga y que esto excede lo que puede hacer un mecánico de campaña, que no tiene la pieza, que... El mecánico amigo coge la bici y la sube al soporte, echa un vistazo (creo que el vistazo no llegó a los diez segundos) y me dice: "Ven, mira. Esto tenéis que solucionarlo vosotros". ¡Glup! ¿Qué ha pasado? Estoy demasiado agotado como para ponerme colorado. "¿Ves?". Y lo que veo es un palito de unos dos centímetros de largo que se ha encajado entre el desviador y la barra del cuadro; y claro, el desviador no se mueve (no hace falta saber mucha mecánica para entender eso). Destornillador, fuera palito (dos segundos) y vuelta a la bici. El mecánico amigo no me ha defraudado.
Avituallamiento antes de enfilar el bucle final, el genuinamente "tinto", y a pedalear de nuevo. Me esperan los veinticuatro kilómetros más duros del recorrido. A partir de este punto, los tramos en los que voy solo son frecuentes. Es la soledad del biker, ese ámbito en el que tienen lugar las más encarnizadas batallas: las que uno libra consigo mismo. El recorrido, que hasta ahora nos ha llevado por parajes de gran belleza, se adentra en un bosque de pinos increíble que llega hasta el mismo embalse; literalmente, el mismo embalse: pasamos por un tramo que, en años de más lluvia debe de cubrirse de agua. Poco después de pasar el tramo arenoso de embalse, primer aviso: un movimiento brusco para evitar una caída y me da un calambre en los gemelos que me hace ver las estrellas. Me paro, se me pasa, tranquilo. Veinte metros más allá me grita un biker: "¿Pinchazo?". "No, calambre", respondo. "Aquí estoy con esta bomba que no hay forma...". Él sí había pinchado. Ya parados y ya puestos, pienso que puedo ayudarle y que no me vendrán mal unos minutos de descanso. Le dejo mi bomba, hincha él, le relevo, le da él un toque final y listo. Me lo agradece y yo también agradezco el descansito. Sigo con cierta aprensión: ahora, a quince kilómetros del final, se trata de llegar, como sea, pero llegar. No sé si me van a pillar en Riaza... Despacito y buena letra, nada de golpes bruscos de pedal, platito pequeño y pie a tierra en las rampas salvajes. No soy el único: en las rampas salvajes mucho pie a tierra y algunos compañeros de dolencia: "¡Ay los abductores!". Salimos del bosque. Se ven campos de vides; en los sarmientos han empezado a brotar las hojas. Claro, esto es la ruta de los vinos. Sigo, me pasan, tú a lo tuyo, humildad, van mejor, ¿y qué? Cuesta abajo final... ¡Conseguido! Atravieso la meta.
Enorme satisfacción. Tarde del domingo: las endorfinas me tienen en un nirvana. Hoy lunes ya no recuerdo los calambres, ni las batallas conmigo mismo. Solo la borrachera de MTB que ha supuesto la ruta de los vinos. Los caminos, los senderos, los tramos de trialeras, el paisaje, los olores del campo, mil setecientos bikers, y la satisfacción de haber acabado. Ya estoy pensando en Riaza.














miércoles, 2 de mayo de 2012

Cuarenta y tantos

Cuarenta y tantos es la edad de los cuatro que hoy hemos salido a disfrutar de otra jornada memorable de MTB. Cuarenta y tantos son los kilómetros que hemos hecho: puro MTB por el monte de El Pardo. Cuarenta y tantos kilómetros de senderos y caminos maravillosos, sin apenas volver a pasar por el mismo sitio (¿fueron quinientos metros en total...?). Y además, sol espléndido, el campo -con unos colores increíbles: ya empiezan a verse muchas flores- a punto de estallar con la bendita agua que ha caído estos días. Cuarenta y tantas son también las salidas que, según mis cálculos, llevamos en MNBC este curso.

Esta entrada quiere ser un homenaje a todos los cuarentones de MNBC, con la ilusión de que dentro de unos años podamos escribir la entrada de los "Cincuenta y tantos", y entonces seguiremos siendo capaces de hacer (¡seguro!) recorridos de cincuenta y tantos. Y luego "Sesenta y tantos" y... ya veremos: aquí hay bikers para rato. Y, por supuesto, también queremos animar a los de veintitantos (e incluso menos) y treinta y tantos que esporádicamente se unen a nuestras salidas a que consoliden la afición a este deporte. Y cuando no consigamos seguirles la rueda, serán ellos los que nos tengan que esperar a nosotros: aquí se espera a todo el mundo.

Quiero aprovechar también esta entrada para anunciar que estamos preparando una "Jornada de puertas abiertas"... ¡a pie! Se trata de mostrar "senderísticamente" -sin bicis- los secretos mejor guardados de MNBC: esos rincones del monte de El Pardo que nos entusiasman. Prepararemos un plan familiar con comida de bocadillos en el campo. Algún vecino de Montecarmelo no se va a creer lo que tiene a diez minutos de su casa. Este plan lo dejamos para cuando este tiempo tan curioso que estamos teniendo últimamente se normalice. Esperemos que sea pronto. ¡Contamos contigo!