domingo, 5 de abril de 2015

Insensateces MNBC

El calendario de mesa que tengo en la mesa (valga la redundancia) desde la que escribo estas líneas tiene en su mes de abril una de esas frases (atribuida en este caso a Einstein) que se utilizan para tazas, posters, alfombrillas de ratón y todo tipo de merchandising kitsch: "Y como no sabía que era imposible..., lo hizo". El caso es que la frase me viene al pelo para referirme a la aventura que cuatro aguerridos bikers de MNBC protagonizamos ayer.

No sabíamos que era imposible ir hasta Cercedilla pasando por La Barranca, subiendo hasta el mirador de Las Canchas, siguiendo por la ruta de La Tubería (desde donde casi podíamos tocar el risco de Emburriaderos, la Bola del Mundo y la Maliciosa) hasta llegar a Valdepastores (en ese punto habíamos superado con nuestras bicicletas un desnivel de más de mil metros, ¡ahí es nada!), bajar al puerto de Navacerrada y, de ahí, bajar hasta Cercedilla... No sabíamos que era imposible, por eso lo hicimos. 

Hay que decir que cuando llevábamos tres cuartos de hora arrastrando nuestras bicicletas por la zona "no ciclable" ("camino de cabras", en román paladino) de la ruta de La Tubería, hubo un momento de profunda crisis en el que uno de los miembros de la expedición empezó a decir algo así como: "Esto es una insensatez, yo me doy la vuelta y bajo por carretera a Cercedilla, a quién se le ocurre meterse por este monte con las bicis, esto es una insensatez, insensatez, insensatez...". No había forma de convencerle de que por muy insensatez que aquello hubiera sido, más insensatez era dar la vuelta cuando estábamos empezando a ver la luz al final del túnel (metafóricamente hablando, se entiende: no hay túneles en la ruta de La Tubería). Providencialmente, en ese momento llegó una pareja de octogenarios (bueno, de los setenta palos no bajaban, seguro) que venía en sentido contrario y que nos hizo sentirnos bastante menos legionarios de lo que nos estábamos creyendo. Nos dijeron que nos quedaba muy poco y que, si ellos podían... ¡Pues eso!

No llegó la sangre al río y, un cuarto de hora después (tras atravesar un nevero, todo hay que decirlo), llegamos a Valdepastores, desde donde pudimos ver el puerto de Navacerrada a nuestros pies y la ruta ciclable que nos conduciría hasta él.

Después, ya se sabe: cervezas, una buena tortilla de patata y muchas risas. Porque al final, la historia de MNBC ha sido la historia de nuestras insensateces: hitos que han marcado nuestra trayectoria y que recordamos entre risas y cierto asombro por lo conseguido... Como cuando llegamos a Segovia, bajando de la Fuenfría con metro y medio de nieve. Pero esa es otra historia de la que ya hablé en su día.

Nuestro camera-biker, Sergio, está preparando un vídeo en el que se resumirá la insensatez de ayer. Si las tomas que hizo han salido bien, será fácil entender que, por disfrutar de un espectáculo tan impresionante, merece la pena la insensatez. 

Próximamente, en sus pantallas ;-)

Ayer, en el mirador de Las Canchas

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